Una de las novedades del pasado Mundial de Brasil fue la tecnología de la línea de gol. Con esta innovación se puso fin a polémicas históricas como el tanto no concedido a Lampard en el Inglaterra-Alemania del Mundial de Sudáfrica en 2010. Ahora esa tecnología ha quedado olvidada por su “altos costes” como asegura la Confederación Brasileña de Fútbol.
Y es que al término de la cita mundialista, la FIFA dejó instaladas las 14 cámaras, siete en cada área, en los doce estadios que fueron sede del Mundial con la intención de que la tecnología tuviera continuidad durante el Brasileirao, pero la CBF lo ha desestimado porque resulta demasiado caro instalar el sistema en el resto de estadios. Se escudan en que no puede ser que unos estadios dispongan del Goal Control y otros no. Y como implantarla sale por poco más de 200.000 euros han decidido dejar ‘desenchufadas’ las cámaras.
La FIFA, además de ceder la tecnología a los doce estadios mundialistas, también iba a afrontar el pago de su utilización durante un año (unos 3.200 euros por partido). “Debe ser usado por todos. No puede ser que Arena de Corinthians (estadio mundialista) use la tecnología y en Vila Belmiro, por ejemplo, no pueda ser usada. El coste para instalarlo en todos los estadio es elevadísimo”, dice el jefe de comisión de árbitros de la CBF al diario Folha.
La primera aparición de esta tecnología se dio en el Francia-Honduras de la fase de grupos del Mundial de 2014 con un autogol del cancerbero Valladares.
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