¿Le dio tiempo de ver Doha más allá de su piscina?
—Aunque ya no tenía competición, estuve entrenando todo el día. No tuve tiempo de ver la ciudad, pero he estado en más ocasiones, sobre todo en estos dos años de Copa del Mundo, y tengo que decir que es un país que apuesta por el deporte y que tiene instalaciones muy preparadas. Es muy importante para nosotros que países ricos decidan invertir el dinero en nuestra actividad.
—Ya estará acostumbrada también a que le den medallas azafatos con turbante...
—Sí. Ya lo veo como algo normal aquí. No era la primera vez que me sucedía.
—¿Qué balance hace de estos Campeonatos?
—Los resultados fueron muy buenos. Pero no es momento de sacar conclusiones sino de seguir el camino. Ahora tengo ya la cabeza en los Campeonatos de España del próximo fin de semana (Sabadell).
—¿Son sus mejores Campeonatos? Era un Mundial, dos récords del mundo, cuatro oros...
—Sí, se puede decir que fueron los más completos. Pero sobre todo, más allá de lo que comenta, si lo son es por cómo me he encontrado. Me sentí cómoda, disfrutando y eso se tradujo en grandes marcas y medallas. Fue una gran experiencia otra vez.
—Apoteósica en la primera jornada, ¿qué pensó cuándo observó el récord en los 200 mariposa?
—Lo primero que hice fue girarme y vi la posición. Me alegré, pero cuando vi el tiempo —fue la primera mujer en bajar de dos minutos— estaba que no me lo podía creer.
—Sus dos duelos con Hosszu levantan a la gente del sofá. ¿Esa competición entre ambas os hace mejores?
—Siempre es bonito competir con alguien y si encima es Hosszu, una de las nadadoras más destacadas del mundo, pues mucho mejor. Esto es deporte, puedes ganar o perder, pero saber que hay alguien junto a ti con la que competir al máximo, en muchas pruebas, es emocionante. Entre las dos mejoramos el nivel, claro.
—¿Cómo es su relación en la piscina y fuera de ella?
—Cordial. Sin más. Nos saludamos, pero tampoco tenemos largas conversaciones. Cada una va a competir.
—Decía que estos eran los Campeonatos más completos que ha realizado. ¿Se esperaba algo así?
—No me lo esperaba. Hace tres semanas que bajamos de Sierra Nevada, donde nos sometemos a entrenamientos muy duros a más de 2.000 metros. Normalmente, después de ese periodo, pierdes velocidad. Pero me encontré a buen ritmo.
—Sigue su camino con el horizonte en Río y mejora en cada competición. ¿Hasta dónde puede llegar?
—Es importante estos resultados porque te dan confianza. Siempre es bueno estar arriba, mantener y mejorar un nivel. Espero seguir así y que en Río viva unos Juegos geniales.
—Su entrenador, Fred Vergnoux, lanzó un tuit apuntando a usted que decía lo siguiente: “La diferencia entre lo posible y lo imposible es la determinación”. ¿Qué opina?
—Tiene razón. Es así. Depende de las ganas que le pongas podrás conseguir un éxito o no. Todo depende de uno mismo y se gana en cada entrenamiento. Ese tiene que ser el espíritu.
—¿Qué felicitaciones recibió estos días y cuáles le han hecho más ilusión?
—Es cierto que gente como Iker Casillas o Pau Gasol me felicitaron. Seguro que me dejo a otros. Esas ilusionan, pero también las de personas más próximas, como mi familia o mis amigos. La Reina me llamó el día que tenía que recibir el Premio Nacional y fue mi padre a buscarlo. Me llamó para felicitarme por todo y me hizo mucha ilusión que se acordara de mí. También hubo españoles en Doha, me sentí como en casa y noté el cariño de la gente.
—Y lo de que le den el premio cuando usted estaba compitiendo... No lo previeron.
—No pasa nada.
—En tres semanas arranca 2015 donde su reto serán los Mundiales de Kazán. ¿El objetivo es trasladar estos éxitos a la piscina larga?
—No tengo prisa por pensar en Kazán. Primero vendrán los Nacionales para conseguir las mínimas y después ya pensaremos en el Mundial. Va a ser difícil, emocionante y divertido, porque estarán las mejores nadadoras del mundo. Intentaremos nadar bien, bajar registros y conseguir medallas, pero eso será complicado.
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