Es época de calabazas. Un alimento de otoño ligero, saciante y muy recomendable para las dietas de pérdida de peso. Su alto contenido en agua y su bajo índice de calorías, junto a su elevada cantidad de potasio y fibras, ayudan a la correcta eliminación de líquidos y activación del intestino, previniendo el estreñimiento.
Las calabazas son alimentos antioxidantes por excelencia, que tal y como vimos en su día, son imprescindibles para neutralizar los radicales libres y su relación con el deterioro celular, envejecimiento prematuro y la aparición de determinadas enfermedades.
El color anaranjado de su pulpa nos da una pista sobre su alto contenido en Carotenos , que pueden reducir las probabilidades de ataques cardíacos, funcionan como un antioxidante liposoluble y aumentan la eficiencia del sistema inmunitario.
Además, es rica en licopeno , que actúa modulando las moléculas responsables de la regulación del ciclo celular y produciendo una regresión de ciertas lesiones cancerosas y de próstata, especialmente para reducir la hiperplasia benigna de próstata.
Sin olvidar su aporte en vitamina C (100 gr diarios de calabaza aportan la mitad de las necesidades diarias de esta vitamina). La combinación de los carotenos y la vitamina C hacen de la calabaza un excelente aliado para prevenir la arteriosclerosis y otras enfermedades del corazón.
En definitiva, la calabaza es el alimento otoñal que nos aporta muchos de los nutrientes que encontramos en las frutas durante los meses de primavera y verano. Un sabroso y excelente ingrediente para nuestra dieta en invierno.
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