Hace más de un mes que Messi no marca en Liga y eso, disculpen, no es habitual. La última vez que recibió la felicitación colectiva fue ante el Eibar. Fue un partido duro. Hizo un gol y participó en los otros dos. Ganaron por 3-0. Fue un duelo espeso, de los que cuestan de cerrar y en los que el rival tiene opciones claras de superar y que desatan las dudas en la grada. Así puede ser el de hoy ante el Sevilla, que no sabe lo que es ganar al Barça desde 2007.
Regresemos a Messi. El 18 de octubre fue la última vez en el campeonato que anotó. Por entonces, Luis Suárez seguía sancionado y el Barça, invicto e imbatido y se hablaba de cuándo podría superar los 251 goles de Zarra, cifra aparentemente imposible de alcanzar por ninguno de los futbolistas participantes en la mejor Liga del mundo hasta que Messi se calzó las botas. La progresión realizadora del argentino hasta entonces era muy buena, pero ahí se quedó, con 250 goles marcados, a uno del mítico punta vasco que parece haber lanzado una maldición sobre el culé que se cansó de rematar al muñeco, cerca de la meta y a los palos.
Reacción. Pero si alguien espera ver a Messi esta tarde es la grada del Camp Nou, cada vez con más turistas que enfrían el termómetro con el que habitualmente se medían las polémicas con los cracks tiempo atrás. El pueblo es soberano, pero en caso del azulgrana es muy de Messi. Así que, por poco que haga, las palabras abriendo las puertas a una posible salida no serán enjuiciadas.
Pero claro, hay un rival al que batir con un entrenador, Unai Emery, capaz de ahogar a cualquiera que se ponga por delante. Amante de la presión alta y de dificultar la circulación al rival (el día que se olvidaron esas premisas acabaron reventados en el Calderón, 4-0), el vasco sabe qué armas tiene y cómo explotarlas. Pretende incendiar el Camp Nou y anoche aterrizó convencido de ello. Hoy tendrá otra oportunidad para lograr lo que nunca hizo, ganar al Barça, la noche en la que a Messi le toca hablar.
Emery se queda sin laterales izquierdos y ‘Kolo’ es la opción
La recuperación de Benoit Tremoulinas no se consolidó y el francés, habitual lateral zurdo titular de este Sevilla, se quedó fuera de la convocatoria de Unai Emery. Más inesperada fue la baja de Fernando Navarro, que con problemas físicos de última hora tampoco podrá estar presente en la cita del Camp Nou. Emery se queda sin laterales zurdos y tendrá que improvisar. Kolodziejczak, que llegó para reemplazar a Fazio en verano pese a jugar más partidos de lateral izquierdo, es el gran candidato al puesto pese a su juventud. Diogo Figueiras es la alternativa.
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