A los azules les dolió como nunca la derrota en el Monumental, pero la desazón no solo se sustentaba en el hecho de perder otra edición del Superclásico. A los universitarios los golpeó fuertemente la peor afrenta que puede acontecer en duelos de esta naturaleza: no ser el equipo que siempre fuiste. La U llegó a Macul con todos los argumentos para imponerse y, en forma sorpresiva, flaquezas en todas líneas la hicieron marcharse con dos goles en contra y con ambos zagueros centrales expulsados.
El primer tiempo tuvo predominio de Colo Colo, que construyó su superioridad a partir del mejor desempeño de su trío de volantes. Esteban Pavez, Jaime Valdés y Emiliano Vecchio poseyeron más el balón, habilitaron con eficacia al trío de delanteros albos y también se animaron a probar suerte de distancia con un par de tiros peligrosos, que neutralizó bien Johnny Herrera.
Ante ese panorama, la presión de Ramón Fernández, Ricardo Guzmán Pereira y Sebastián Martínez para recuperar la pelota y así hacer jugar a la U no fructificó. Los mediocampistas azules llegaban a destiempo a los duelos, cometiendo infracción o posicionándose ante los colocolinos sin pies de plomo para frenar los avances. Para fortuna de los universitarios, la zaga aguantó a pie firme, con buenas coberturas y éxito en los duelos con los rivales.
En ese trámite, los albos pudieron abrir el marcador, pero Herrera y la imprecisión mantuvo todo en cero. La U solo inquietó con algunas llegadas, aunque sin el calibre que tuvo en ofensiva el local. Fueron acciones de propia iniciativa de los delanteros, porque los volantes azules estaban concentrados en la recuperación y claramente la tarea los excluía de la construcción.
A la vuelta del descanso, el tanto de Paredes ratificó lo acontecido en la primera parte. Salvo en un aspecto, inesperado según lo visto antes: la seguridad defensiva de la visita. La última línea basculó correctamente hacia la izquierda, pero Guzmán Pereira no dio el paso hacia adelante que requería la acción colectiva y habilitó al goleador albo, quien definió con clase.
Con las dos sustituciones que realizó Martín Lasarte tras el gol, también cambió el sistema de juego. El uruguayo armó un mediocampo con dos volantes creativos (Gustavo Lorenzetti y Fernández) y Guzmán Pereira en la contención. El nuevo diagrama le otorgó más tenencia del balón, aunque Colo Colo contribuyó a aquello, porque el equipo retrocedió para darse un respiro y ganar espacios a la espalda de la defensa de la U. La idea era presionar cerca de su área y salir rápido para sorprender.
En eso estaban albos y azules, cuando llegó el gol de Jean Beausejour y después la expulsión de Osvaldo González, que sentenciaron el duelo, pues antes también había partido José Rojas por golpear a Felipe Flores. La U fue la sombra del equipo que ha liderado con sólidos argumentos: tensión de juego, presión avanzada y posesión simple y directa con capacidad de gol. Recursos que no existieron en el Monumental ante un Colo Colo sólido en defensa, presente en la mitad en la cancha y preciso para finiquitar después de mucho insistir en pos de la victoria.
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