jueves, 13 de noviembre de 2014

Podemos afirmar que no todo lo que sale en Twitter es verdad

¡Al Loro! Twitter llegó de golpe, sin avisar y sin un libro de instrucciones. Poco a poco, nos fuimos acostumbrando todos a que cada diez minutos saltara una noticia; deslumbrara un agudo columnista; destacara un polemista descarado; brillase una desenfocada fotografía exclusiva y así acabamos por apartar el colador del chorro y nos quedamos inundados en una charca gigantesca. Los medios tradicionales eran el colador. Cada lector elegía el suyo. Filtraban el chorro gigante de noticias y te lo ofrecían más o menos picadito. A gusto del público que sabía a qué atenerse y elegía. Ahora en Twitter el grifo sale a granel. Un desafío para el consumidor que puede escoger, pero cuidado, que como diría Laporta, “hay algunos que dicen que son periodistas y no lo son. Si se supiera lo que son, no les leería nadie”.


Un Pequeño Nicolás en cada Tablet. Explicaba el gigantesco Manuel Huertas Clavería que una Redacción, un espacio en vías de extinción que era una especie de oficina/casa de amparo donde se escribía, se gritaba, se fumaba y se bebía (no necesariamente en ese orden) tenía que ser “Un Vietnam en cada mesa”. Gracias a las Redes y a los más listos de la clase hemos pasado a ver cómo detrás de cada Tablet, cada Smartphone o cada Iphone hay un Pequeño Nicolás dispuesto a sentar cátedra a cada clic.


No todo es cierto. Muchos crecimos en la certeza de lo que decían los medios era verdad. Verdad absoluta. “Va a llover”, te decían en un día radiante y tú, pardillo, preguntabas “¿Cómo lo sabes?”. “Pues porque lo dijo la tele”, respondían. Argumento irrebatible. Y así nos creímos lo de los pantanos, la pertinaz sequía, la modélica transición y el campechanismo del rey, que conducía su propio coche. Éramos felices cuando lo que nos explicaban los medios iba a misa. Se acabó. Podemos afirmar que no todo es cierto.


Ejemplos. En la última semana han aparecido noticias impactantes. Un día nos soprendimos con el encuentro entre Piqué y Guardiola en una esquina y saltaron las alarmas, antes apareció una foto, vaya a saber usted si retocada, de Florentino Pérez en el avión victorioso del Madrid tras ganar una Copa con el Pequeño Nicolás y luego vimos programas políticos con sus cinco minutos de gloria en las Redes. Todo humo. Faltaba el colador.






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