martes, 18 de noviembre de 2014

Por eso son Alemania

Engañoso. No nos quedemos con el resultado, frío y duro como el acero. Los alemanes, en su versión B, a veces fueron a remolque de España, también en su innecesaria versión plagada de suplentes. Hay que creer en un equipo en el que terminaron conviviendo Callejón, Isco, Nolito y Morata. El problema de este devaluado Campeón de Europa-Campeón del Mundo es que arriba nos faltó poder de definición. Pero construimos con sentido de la verticalidad. Morata y Nolito se abrieron muy bien a las bandas y supimos que el portero Zieler, el del Hannover, es una dignísima alternativa al arrogante y provocador Neuer (sus dardos dialécticos a Ramos y Cristiano le delatan). Lo que pasa es que Alemania, que no había sido capaz de ganarnos desde el año 2000, supo esperar esa tontuna final de los cambios que terminan sacando de plano estos bolos amistosos. La cuestión es que un España-Alemania nunca debería ser considerado amistoso, pero Del Bosque prefirió ver jugar a los nuevos y eso sabes que siempre te puede pasar factura. El caso es que Casilla salió por Casillas y el infortunio le impidió evitar el gol que nos dejó helados. En homenaje a la lluvia incesante que cayó sobre Balaídos, el gol lejano del madridista fue un jarro de agua fría. Toni está de dulce. MotoKroos.


¡Nolito, Nolito! El artista de Sanlúcar de Barrameda tomó el relevo de Isco en la votación popular. Llevaba el 12 a la espalda y, en efecto, fue el jugador número 12 que provocó la rápida comunión de la grada, que desafió a una lluvia pertinaz, insistente e implacable. En mitad del océano veíamos naufragar a Raúl García, que estaba desubicado, como si hubiera caído en globo a este equipo diseñado con otras materias primas. Isco tampoco estaba cómodo en mitad del aguacero. Ni siquiera intentó jugar fino, lo cuál es un error porque los magos deben hacer trucos continuamente. Isco se dejó la vida en los 90 minutos que disputó en Vigo, pero prefirió dejar la chistera en el vestuario para no enfadar a su jefe. Eso permitió a la Mannchsaft imponer su ritmo cansino y de martillo pilón. Y eso que Müller desapareció pronto de la escena tras recordarle Ramos, siempre al 150%, que la palabra amistoso no existe en su ambicioso vocabulario. Ramos es como era Puyol, al que en noche así echas de menos. ¡Nunca olvidaremos su cabezazo lleno de testiculina que tumbó a Alemania en Sudáfrica! El Puyolazo nos traslada a unos tiempos tan felices como lejanos. Pero no hay que ser nostálgicos. Creamos en la nueva hornada de los Sub-21 y dejemos que ellos escriban su propia historia.


Iker 160. En el día en el que llegó a otra cifra redonda, Casillas (con ‘s’) fue fiel de nuevo a su cita con el deber patrio. Götze, el héroe de Alemania en Brasil, lanzó un puñal teledirigido que era gol sí o sí. Pero con Iker, pocas bromas. Sacó su mano derecha y cortó en seco el obús. Parada made in Iker. Una más. Otro partido imbatido. Cambiarle era parte del protocolo. Pero sentar a Casillas te obliga a asumir riesgos. Ha recuperado su seguridad y es la mejor noticia para todos.


¡Vacaciones! Aunque hayamos visto rota la racha de 34 encuentros sin perder en casa, hay que mirar hacia el futuro con esperanza. Hasta el 27 de marzo no tenemos otro partido oficial (ante Ucrania en Sevilla). Son cuatro meses para reflexionar y buscar más autovías hacia la recuperación anímica y futbolística del equipo que sirvió para que Löw y Kroos se fijasen en “como se debe jugar bien al fútbol”. Toca resetearnos y debemos dejar de lamernos las heridas. Mirar por el retrovisor sólo aumentará nuestras dudas. Somos una nueva España, más joven y con más hambre. Hay que jugar mucho más fino...






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