jueves, 12 de marzo de 2015

El Madrid despedaza al Alba Berlín y ya está en cuartos

No hay novedad bajo los focos del Palacio. Ya saben, la rutina del espectáculo. Bendita normalidad para la parroquia blanca, la de los meses gloriosos de la campaña pasada que han vuelto ahora que se acaba el invierno. Otro triunfo en casa y van 20 en 21 partidos. Sólo una derrota, el 27 de noviembre ante el Kazán. Ya queda lejos. La noticia, más allá de la paliza al Alba de Berlín (93-62), la encontramos en la clasificación matemática para el playoff de cuartos de final. La tenía en el bolsillo, pero este jueves cerró la cremallera.


Avanza de ronda con la ventaja de cancha también muy cerca. Le vale con ser segundo y la distancia con sus perseguidores se abrió a la fuerza, ya que hubo duelo directo entre el Barça y el Maccabi. La victoria mantiene a los azulgrana a tiro de dos del Madrid, pero el actual campeón se descuelga: tres triunfos por detrás a cuatro jornadas del final. Los números le salen a los de Laso salvo catarata de tropiezos.


El que no vimos ante el Alba, pese a la obstinación alemana por reengancharse al partido en la primera parte. Por dos veces redujo a la mitad una renta adversa de doce puntos (23-11 y 30-18). Con derroche físico, velocidad y buena circulación de balón, que fue la que marcó la primera parte. El Madrid la impuso de inicio y firmó varios breaks. El Alba se la quitó y la exhibió para volver a la vida.


En el segundo cuarto, los blancos abusaron del bote y de las acciones individuales. Se apagaron y encadenaron despistes en su defensa de cambios continuos de asignación. El Alba sacó réditos y ganó el parcial (19-21). Entró vivo al tercer cuarto. ¿Les suena?


No esperen originalidad, no la van a encontrar. Vimos lo habitual en las últimas jornadas, a un Madrid pletórico despedazando a su rival. Apenas dos canastas en juego del enemigo (dos triples) en los siguientes diez minutos: 24-7 con un quinteto predominante, el titular, el que rasgó los esquemas del temperamental Sasa Obradovic. Se juntó el hambre con las ganas de comer. Una defensa perfecta con un Alba en retroceso físico.


Los Llull, Rudy, Rivers, Reyes y Ayón iban siempre un paso por delante. Como en la ida en Berlín, también en el cuarto de marras. De contar apenas un par de galopadas, a ver al séptimo de caballería de un lado a otro sin parar, con Llull dándose los costalazos que hicieran falta.


A Sergio Rodríguez le costó entrar en el duelo, pero se sumó a la fiesta. Rompió a Vargas para el juego entre pívots, el pase veloz de Slaughter a Ayón. El jugadón del partido que le quiso discutir luego Campazzo, con un tapón inopinado, demarraje y pase por la espalda a Nocioni para el dos más uno. Antes, Carroll había dado muestras de su plenitud física. Veloz y saltarín. Cuando el telón bajó, el público aplaudió a rabiar: 140-37 en valoración. La función gustó.






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