Noveno con 22 puntos terminaba el Espanyol el año 2013 y décimo con 20 puntos (y una jornada menos que entonces) concluye este 2014 en apariencia tranquilo para los pericos, pero sobresaltado por la irregularidad deportiva y, sobre todo, por la economía. Cierra otro año el club en zona de nadie, sin peligro de descenso, pero con más urgencias si cabe que hace 365 días, pues la deuda con Hacienda continúa pendiente, no se han podido renegociar los plazos, y se deben devolver cerca de 40 millones antes de 2018.
En lo estrictamente deportivo, el año se divide en dos. En la primera mitad, Javier Aguirre completaba su misión de la permanencia con un final de Liga desesperanzador (diez puntos en las 14 jornadas últimas) y se marchaba "de mutuo acuerdo" con la entidad, aunque a sabiendas de que ya tenía un preacuerdo con Japón, de la que es actualmente seleccionador. Le sustituía Sergio González, un soplo de aire fresco para el Espanyol por su juventud (toda su experiencia eran seis meses al frente del filial) y por su ADN perico. Aunque los inicios fueron sinuosos, un replanteamiento en su estilo le ha encaminado hacia la estabilidad en los resultados. En buena medida han contribuido los refuerzos (Cañas o Lucas Vázquez han brillado especialmente) y el esfuerzo del club en mantener el bloque: pese a las urgencias financieras, solo se marchó David López (traspasado al Nápoles) y renovaron Kiko Casilla, Sergio García, Víctor Sánchez y Javi López, cuatro baluartes. También resurge la cantera, ejemplificada en Eric Bailly (que ya ha sido convocado incluso con Costa de Marfil para la Copa de África) y en sus equipos de fútbol base, líderes en todas las categorías en que compiten con el Barça salvo en una.
La estrategia de dar impulso a los de casa, sin embargo, aún no está dando resultados a nivel social. 1.396 abonados se han perdido de una temporada a otra, siendo los 25.492 actuales la peor cifra de los últimos ocho cursos. Un desencanto que enlaza con los sinsabores económicos. El Espanyol cerró el ejercicio con pérdidas (111.306 euros), y eso que debe generar más ingresos de la cuenta para hacer frente a 132 millones de deuda neta, de los que un tercio son para pagar a Hacienda. El calendario en ese sentido se endurece en 2015 y ya tuvieron los pericos algún susto en el año que concluye, como cuando la Agencia Tributaria les frenó la inscripción en la LFP hasta que aportaron nueva documentación necesaria.
El gran sostén en este año ha sido el acuerdo de patrocinio con la empresa de capital chino Power8, que desde junio da nombre al estadio y que aportará cerca de 40 millones en siete temporadas, si bien dispone de una cláusula para romper el contrato si lo estimara oportuno en 2017. Pronto llegarán ingresos de otra fuente, el túnel del viento que se está construyendo en uno de los córners del estadio. A la espera de un mejor reparto de los derechos televisivos, amén de una nueva ley del deporte, 2015 se presenta tanto o más incierto para un Espanyol que cierra otro año de transición, y ya van unos cuantos, sin tener claro cuál será su destino.
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