Las aguas nunca han bajado demasiado tranquilas por Cleveland esta temporada, pero después del encuentro de ayer, éstas están tan revueltas y sucias que el hedor empieza a molestar a todo el mundo. Los Cavaliers cayeron de forma humillante ante unos Detroit Pistons que se desplazaron a Ohio con el cuarto peor balance de la NBA esta campaña. Demasiado. El público del Quicken Loans Arena acabó desquiciado, abucheando al equipo durante un tiempo muerto del tercer cuarto cuando el marcador ya era de escándalo: 52-86. Y LeBron James, la estrella del nuevo proyecto que dirige David Blatt, no quiso endulzar la situación:
"No somos un muy buen equipo. Todavía estamos buscando nuestro camino en la pista. Hemos ganado algunos buenos partidos y hemos perdido otros, pero ahora mismo, no somos buenos en todos los aspectos del juego que se necesitan para competir cada noche". Palabras duras de un jugador que ha ganado dos anillos de la NBA y cuatro MVP's de la temporada regular y que ya con 29 años no está para esperar la aclimatación de sus nuevos compañeros para tener la oportunidad de volver a reinar en la Liga estadounidense.
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