Bale escogió un mal día para reivindicarse. Es cierto que mejoró en actitud y se volvió a encontrar con el gol, pero su gesto de rabia al celebrar el primer tanto pareció exagerado. La gente le ha pitado porque le ha visto vaguear en demasiadas ocasiones y el galés ha tardado mucho tiempo en entenderlo. La parte positiva es que parece que las críticas han picado su orgullo de crack y eso puede ser beneficioso para un equipo que ha echado mucho en falta su trabajo y su rendimiento en los partidos más comprometidos. El galés tiene una semana más para interiorizar lo que Ancelotti y sus compañeros le piden y para reivindicarse en un escenario donde lo tienen que hacer los verdaderamente grandes: el Camp Nou.
Bale siempre ha sido desequilibrante con sus goles en los partidos decisivos pero, con Cristiano tocado, su compromiso tiene que ser máximo en el mejor escenario y ante el mejor rival. Ahí sí se entendería un gesto de orgullo desmedido al celebrar un gol.
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