Sebastián Fest, de la agencia alemana DPA, se sentó con Carlos Moyá en Mallorca y se pusieron a hablar de los problemas que tienen nuestros jugadores con la Davis. Problemas que nos han llevado a la segunda división, como sucediera hace quince años. Por aquel entonces varios jugadores, entre ellos el propio Moyá, se negaron a jugar en Nueva Zelanda para tratar de recuperar la categoría. O sea, que Moyá sabe de lo que habla. Las espantadas las hizo como jugador y las ha sufrido como capitán. Todo el problema se reduce a una palabra: marrón. Moyá la pronuncia para explicar la renuncia masiva de los jugadores a viajar a Brasil: “La mayoría lo interpretó como que era un marrón”. Más claro, agua: juegan cuando les conviene.
Visto de esta manera, si a los Nadal, Ferrer, Feliciano o Verdasco no les hacía ninguna gracia ir a Brasil para sacarnos del descenso, menos aún les haría a quienes están por detrás, pues con ellos aumentaban las posibilidades de perder, como sucedió. No es de extrañar, por tanto, que Carreño prefiriera jugar la Copa de Sevilla, con sólo 90 puntos en juego y 6.150 dólares en premios, que debutar en la Davis. Si los buenos no quieren comerse el marrón, ellos tampoco. El problema es, por tanto, de mucho calado. Cada jugador va a lo suyo y la Federación carece de estructura para mantener un equipo. Todo se agrava con el distanciamiento que mantienen la Federación y el CSD. Sin diálogo no habrá solución. Adiós a la Davis por muchos años.
from Últimas noticias | Diario AS http://ift.tt/1oE2Vhg
via IFTTT
No hay comentarios:
Publicar un comentario