Hay formas de perder y hay partidos que ganar. El Villarreal se está acostumbrando a saber hacer lo primero, el Valencia en El Madrigal hizo lo segundo. Golpe en la mesa de los de Nuno. Tanto en la de casa de su vecino como en la de la Liga. Y sin Dani Parejo. Demostró el Valencia que sabe sufrir, porque los de Marcelino le obligaron a ello, y también que tiene pegada. Muchísima. Dos disparos propios entre los tres palos de Asenjo, tres goles. Eficacia que supera las matemáticas. Un autogol de Trigueros y dos de Mustafi resolvieron la contienda. Y con ellos el Valencia alcanzó los 23 puntos. Es segundo, a solo uno del Real Madrid. Pero esa no es la guerra de este Valencia. O al menos Nuno rehuye de ella. Saben cual es su lugar, su objetivo y a la Champions van partido a partido.
Había dos muros que romper. El del Villarreal era ese que dice que ante los ‘grandes’ juega bien y pierde. El del Valencia, que lejos de Mestalla no es tan fiero como hizo pensar en Riazor. A Nuno le empujaron sus jugadores para saltar ese muro. Esfuerzo de equipo solidario. Marcelino por contra se dio de nuevo de bruces contra él. Al Villarreal le pasó como ante el Real Madrid, Barcelona y Sevilla. Hizo mucho para no perder. Por actitud de sus pupilos jamás caerían. Pero el Villarreal no alcanzó el mínimo para ganar.
Detalles. Partidos como el de ayer se deciden por ellos. Y el Valencia en esos instantes concretos que declinan la balanza fue mejor. Tuvo la fortuna de cara en el gol en propia puerta de Trigueros, encontró en Mustafi y Otamendi un seguro de vida y a las que ellos no llegaron a despejar, lo hizo Diego Alves. Dos paradas de las que dan puntos. Una a Cheryshev y otra a Bruno. El Villarreal quería y no podía. Y Mustafi, con Piatti de asistente y la venía de la defensa, noqueó a unos y reafirmó a otros.
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