Si me dicen hace meses que Isco podría jugar de mediocentro no me lo creo. No sólo lo está haciendo, sino que lo está desempeñando a las mil maravillas. No sé qué tecla ha tocado Ancelotti o cómo ha sido capaz de convencer a dos futbolistas de calidad, de corte ofensivo y que nunca en su carrera habían tenido que hacer desgaste en tareas defensivas, como Isco y James, para que, a día de hoy, no paren de correr y partirse el pecho por el equipo. Su sacrificio es espectacular y el equipo lo agradece ofreciendo un gran nivel. Esto demuestra que los buenos pueden jugar donde quieran si tienen la actitud necesaria.
El malagueño, a su entrega, está sumando su máxima virtud, la excelencia con el balón en los pies. Es una maravilla ver cómo lo esconde, cómo es capaz de salir de la presión del rival y cómo tiene la claridad de sacar la pelota jugada. Por ahora no se ha echado de menos a Modric. Esperemos a ver que lleguen rivales de más entidad para saber si la fórmula funciona.
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