Puedes vencer al Barça, y ganarle bien además, y una semana después echar por tierra lo conseguido. Pasito atrás y vuelta a empezar. Eso debió correr por la cabeza de los jugadores del Madrid después de unos muy flojos 19 minutos. Blanditos en intensidad, concentración y rebote. Tan flojos atrás que el Zalgiris se iba al descanso con 47 puntos, cuando sólo en uno de los 17 partidos de esta Euroliga terminó por encima de los 80 puntos. Tampoco lo logró esta vez: 71-88 tras añadir apenas 24 tantos en la reanudación.
El Madrid reaccionó bien y a tiempo. Ni siquiera necesitó de charla motivadora de Laso en los vestuarios, sino que el quinteto en pista encontró solito el camino. Se lo marcó Slaughter con un 0-6 que igualaba a 47 en sólo 60 segundos (desde ya el estadounidense tendrá pasaporte de Guinea Ecuatorial, por lo que jugará como comunitario en ACB por el acuerdo de Cotonou). Defensa y dos mates del americano para subirse al columpio de un salto y dejar colgado en las alturas al Zalgiris, que ya no supo bajar.
Hasta entones, era un duelo de anotación fluida, con porcentajes altísimos, con Felipe Reyes firmando 13 tantos en los primeros 7:54. Los lituanos cargaban el rebote ofensivo con gran éxito y encontraban situaciones de superioridad cerca del aro, también por despistes madridistas. Pero ese partido, el que se prolongó hasta el 19, el que caía río abajo en busca de la catarata final, desapareció en la niebla.
El Madrid se puso así a salvo, dio valor doble al triunfo frente al Barça y Rudy Fernández aprovechó para silenciar Kaunas , un Zalgirio Arena que ama al baloncesto con tanta fuerza como la que pitan al mallorquín. Esta vez hubo genuflexión ante el talento del alero. Que aparte de aportar intendencia, como casi siempre, encadenó 11 puntos con tres triples. Y lo que pintaba negro, o verde si prefieren, se tiño de blanco, blanquísimo: 60-72 y poco después 63-79, con Nocioni también enchufadísimo, pero sin forzar.
Fluía con las asistencias de sus compañeros (hasta 23). Tiritos y penetraciones de talento. Y a su lado, Slaughter dale que te pego. Una manita aquí, otra allá, un tapón seguido de un robo… Crece el equipo con él, con su velocidad en las ayudas, con su trabajo constante. Los de Laso forzaron 15 pérdidas (10 robos) y sólo cometieron 6. Y anotaron 11 de sus 23 triples (47%). Pudieron permitirse incluso claudicar en el rebote (12 menos) y ceder 14 ofensivos.
Termina líder la primera vuelta del Top-16 y, sólo con no fallar en casa, el Barcelona sólo podría superarle ganando todos los partidos que le quedan en esta fase. Un colchón de los gordos en esta pelea por una de las dos primeras plazas del grupo, por la ventaja de pista en cuartos.
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