Ryder Hesjedal, un ganador del Giro de Italia, hizo buena la escapada del día e inscribió su nombre como primer vencedor en La Camperona, y Chris Froome, un ganador del Tour de Francia, demostró que sigue vivo y, a pesar de unos titubeos iniciales, recortó unos segundos a sus rivales en la general. Alberto Contador mantiene en maillot rojo, pero es humano.
Hesjedal, vencedor en Velefique en 2009, es un caso curioso de campeón. En 2012 le ganó el Giro de Italia a Purito Rodríguez sin adjudicarse ni una sola etapa. Y desde entonces, hace más de dos años, no había vuelto a alzar los brazos como ganador de nada. Ayer parecía que este canadiense de 33 años iba a quedarse otra vez con el caramelo en la boca, porque Oliver Zaugg, un suizo de la misma edad, había tomado una buena ventaja en la subida final. El helvético es todo caso extraño, un ciclista con mucha clase pero con solo una victoria el Giro de Lombardía 2011. Cuando ya parecía que tenía la victoria en el bolsillo, Hesjedal le rebasó en los últimos cien metros. Exultante y feliz.
Por detrás, la batalla era otra. El Sky tomaba la cabeza antes de afrontar La Camperona, un puerto con tres kilómetros infernales, con 15% de promedio y rampas de hasta el 24%. Su líder, Chris Froome, volvió a mostrarse desconcertante, igual que el pasado miércoles en San Miguel Aralar. Cuando Alejandro Valverde arrancó a dos kilómetros de la cima, un esfuerzo que pagaría después, el africano no pudo seguir de ritmo. Sí lo hicieron Contador, Purito, Aru y hasta Caruso. Después fue el maillot rojo quien lanzó su ofensiva, que reventó al murciano. Y cuando ya nadie contaba con él, por allí apareció otra vez Froome, que enlazó, tomo la cabeza y arrancó. En el tramo final, solo Purito pudo seguir su estelo. El británico solo arañó unos segundos, pero el principal mensaje es que sigue vivito y con ganas de pelea.
La primera batalla del tríptico astur-leonés deja la guerra por la general con Alberto Contador al frente. Metió 22 segundos al segundo clasificado, Valverde, que ahora se encuentra a 42”. Pero cedió siete segundos con Froome, que ahora pasa al tercer puesto, a 1:13. Purito Rodríguez ya es cuarto, a 1:29. Urán desciende al quinto puesto, ya a 2:07 tras perder 59 segundos con el maillot rojo. Los movimientos no fueron sísmicos, pero los hubo.
Antes de la batalla final, la escapada que acabó siendo triunfal se formó con 23 corredores después del sprint de Cabezón de la Sal, en el km 40, y siguió su evolución puerto a puerto. En el Collado de la Hoz (2ª), allí donde Contador atacó de lejos para desbancar a Purito en Fuente Dé en la Vuelta 2012, el grupo de cabeza pasó sin hostilidades con seis minutos de ventaja. En el pelotón tampoco hubo movimientos. Sólo tiempo para los recuerdos, unos buenos y otros malos.
En San Glorio (1ª categoría, 21 km al 5,8 %) sí se movió la carrera, aunque solo por delante. La ventaja de los fugados se había rebajado a cinco minutos y el Caja Rural decidió reactivar la pelea. Con esa diferencia no se iba a ningún lado, así que Luis León Sánchez, que repetía aventura, y David Arroyo saltaron en la ascensión. Efectivamente, la escapada se reactivó, porque la ventaja aumentó a más de siete minutos. Eso motivó que el Omega de Rigoberto Urán tomara la cabeza del pelotón. Pero en el grupo de vanguardia hubo un reagrupamiento de 13 corredores, que mantuvo el pulso con el equipo belga, que acabó presentando su rendición a 30 km de la meta.
La fuga tenía seis minutos de ventaja. Paulinho se descolgó para apoyar a Contador. Ya estaba decidido: los 12 escapados iban a jugarse el triunfo de etapa y la batalla posterior de los favoritos sería sin bonificaciones. Entre los aventureros había tres españoles, Erviti y los mencionados Arroyo y Luis León; algunos ilustres como Hesjedal, Kolobnev y Zaugg; y el hijo de un ilustre, Yannick Martínez, cuyo padre es aquel Mariano Martínez, francés de Burgos, que llegó a ganar la Montaña del Tour en 1978.
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