Hace poco más de un año, el 15 de diciembre, los Grizzlies perdieron ante los Timberwolves, la última vez que habían perdido tres partidos seguidos… hasta ahora. Entonces llegaron a cinco y a un 10-15 que les sepultaba en la clasificación del Oeste. Jugaban sin Marc Gasol, que volvió tras su lesión de rodilla el 14 de enero para firmar un 2014 memorable: los Grizzlies salieron del pozo, escalaron hasta los playoffs y comenzaron la nueva temporada siendo (al menos en el arranque) el mejor equipo de la NBA. Superados después por los excepcionales Warriors, llegaron hasta un 21-4 que no incluía más de dos derrotas seguidas… hasta ahora.
Porque ahora los Grizzlies boquean y piden a gritos el minibreak navideño: tres derrotas seguidas y 24-7, que en este increíble Oeste significa estar, pese a todas sus heroicidades, a sólo dos partidos del sexto puesto. Y terminan 2014 jugando contra los Rockets y los Spurs, con paso entre ambos súper duelos por Miami. Mucho peligro para un equipo al que le han caído como una losa los problemas físicos de Tony Allen y Zach Randolph. Sin dos piezas tan importantes, su grit and grind recae sobre los hombros de Mike Conley y Marc Gasol. Pero no es suficiente. Después del increíble triunfo ante los Spurs y de jugar seis prórrogas en una semana, derrotas ante Bulls, Cavaliers y Jazz. Piernas agotadas y rotación muy justa…
Marc Gasol (24 puntos, 12 rebotes, 5 asistencias) y Mike Conley (28+4+4), el alfa y omega de los Grizzlies, se multiplicaron en una rotación de sólo nueve jugadores. Pero faltaron los puntos al poste de Randolph y la actividad defensiva de Allen. Ni Koufos ni Leuer (9 puntos entre ambos) suplieron con mínimas garantías a Z-Bo. Y sin Allen, Burks anotó 23 puntos y Hayward 21, los dos con excelentes porcentajes. Y así los Jazz (tres victorias en cuatro partidos, 9-20) se convirtieron en el primer equipo por debajo del 50% de victorias que gana a los Grizzlies esta temporada.
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