Del Atleti al cielo

En cuartos. No olvidaremos esta noche, como tampoco olvidaremos a este equipo que tantas alegrías nos ha dado. El Atlético sigue adelante en la Champions y lo hace sufriendo como nunca antes lo había hecho. Lo hace clasificándose en los penaltis, en el último de la tanda, con los jugadores extasiados y la afición entregada. Todos los que fueron al partido presumirán de haber estado en el Calderón en una noche para la historia. “Que Dios perdone a quienes no entienden esta locura”, podía leer en uno de los muchos washapp que me llegaron anoche. Es así. Esta locura nos atrapó a todos y ya no hay manera de vencerla.

Los penaltis. El Atlético es tan especial y atípico que venció en una tanda de penaltis en la que todo estaba en su contra. El equipo rojiblanco había perdido las tres eliminatorias europeas en las que se había jugado el pase a los penaltis, y Leno, el cancerbero del Leverkusen, había parado el 37 por ciento de los que le han lanzado. Pero si hay alguien capaz de romper estadísticas, un equipo capaz de conseguir lo imposible, ése es el nuestro. Cada uno llevó como pudo ese momento. Yo les tengo que confesar que recé todo lo que sé, me acordé de mis seres más queridos y cada vez que en la tanda marcaba uno de los nuestros lo celebré como si no hubiera mañana. Bendito Atleti. Me emocionó ver a Arda rezando de espaldas a la portería mientras sus compañeros lanzaban. Qué noche vivimos y qué emociones nos quedan aún con este Atleti que se cree capaz de todo. Cuando uno considera que lo ha visto todo, el Atleti se supera y nos ofrece emociones aún más fuertes.

El ambiente. Se llenó el estadio y la gente sufrió, sufrió mucho, pero se fue a casa disfrutando de la victoria. Y no hubo incidentes a destacar, algo muy importante, pues había cierto resquemor a que se pudiera liar entre las aficiones. Cayó el Bayer Leverkusen, en los penaltis, pero cayó. El Atleti se ha enfrentado en 14 eliminatorias a equipos alemanes y ha pasado en diez. Donde otros encuentran muchos problemas, el Atleti, no. Y lo más bonito es que los aficionados, muchos de ellos que vinieron de fuera, de lejos, de muy lejos, se fueron a su casa soñando con hacer algo grande en esta Europa que ya sabe que este Atleti quiere la Champions. La seguirá buscando hasta que la encuentre.

Los secundarios. Oblak jugó el primer partido de la Liga de Campeones y no estuvo bien. No tuvo culpa de la derrota, pero no debutó con buen pie. El destino le tenía reservado jugar en la noche decisiva y lo hizo bien. No es sencillo. Como tampoco para jugadores que no son los que más minutos juegan, como Gámez, Giménez o Mario. Al canterano se le pueden discutir muchas cosas, pero no su personalidad. Fue al punto de penalti y marcó.

El sorteo. Entre los ocho mejores conjuntos europeos está el Atlético. Berlín es el objetivo, aunque habrá que ir partido a partido. De momento, disfrutaremos y hoy nos contaremos cómo vivimos esta noche mágica. Del Atleti al cielo. Aunque nos cueste la salud, pero no hay nada más grande que el Atleti.

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