El Getafe afrontó el último partido de Liga salvado y sin gran tensión competitiva. Ante 14.000 espectadores, diez mil llegados desde Zaragoza, el partido fue dominado de principio a fin por el equipo que entonces dirigía Manolo Jiménez. A los 25 minutos, el Zaragoza se encontró en superioridad numérica en el campo porque Sarabia, tras recibir una falta de Lafita, protestó al árbitro y después de ver la tarjeta amarilla se puso a aplaudir a Teixeira Vitienes y vio la segunda cartulina.
A partir de ahí, los aragoneses incrementaron su dominio y en el minuto 56 se encontraron con un penalti por mano de Miguel Torres. Este vio por esa acción su segunda amarilla (vio la primera en el minuto 13) y así, después de que Apoño transformase el penalti, el Zaragoza se ponía 0-1 en el marcador y se enfrentaba a un equipo con nueve jugadores y muchas bajas previas al partido. El conjunto de La Romareda tenía la salvación casi atada, con casi toda la segunda parte por disputar.
El Zaragoza vio en el minuto 83 cómo se quedaba con diez por la expulsión de Dujmovic pero cuatro minutos después se restablecía su ventaja numérica cuando el getafense Miku vio la roja. Contaban las crónicas que en ese periodo de tiempo la única ocasión de peligro local fue una de Güiza, que intentó sorprender a Roberto con una vaselina que se le fue fuera. Con el tiempo prácticamente acabado Helder Postiga estableció el 0-2 que firmaba la salvación del Zaragoza.
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