El Cóndor de la Nieve es Nairo Quintana, flamante ganador de la Tirreno-Adriático. En esta carrera que atraviesa Italia de costa a costa superó a Contador y a Nibali, sus próximos rivales en el Tour, con suficiencia. Contador no pudo contrarrestar su ataque en el Terminillo, mientras Nibali apenas hizo acto de presencia en la prueba. Lo del Cóndor de la Nieve se lo puso muy acertadamente La Gazzeta dello Sport. El cóndor es uno de los símbolos de Colombia, y cuando Quintana asestó el golpe definitivo nevaba con cierta intensidad. Pero este Cóndor no está sólo. Urán fue tercero y Quintero se llevó el Premio de la Montaña. Los ciclistas colombianos vienen pegando fuerte desde que la EPO no se utiliza masivamente. Tiene su explicación.
Al igual que en el atletismo los corredores de la altiplanicie africana tienen ventaja por su mayor nivel de hematocrito al vivir por encima de los dos mil metros, en el ciclismo sucede lo mismo con los colombianos. En los años 80, cuando no existía la EPO, Lucho Herrera, Fabio Parra, Pacho Rodríguez y Óscar Vargas se hicieron un sitio entre los mejores en la Vuelta y en el Tour. En los 90 apareció la EPO, los niveles de hematocrito hizo a todos iguales y los colombianos pasaron a ser unos más. Ahora que la EPO se detecta y su administración se ha reducido a minidosis, el hematocrito natural de Quintana y compañía se impone. Lo sucedido en la Tirreno-Adriático es un adelanto de lo que nos espera en el Giro, el Tour y la Vuelta. Los cóndores amenazan.
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